domingo, 5 de diciembre de 2010

Dra. Débora Mónica Ferrandini

Buenos días… Yo quiero empezar agradeciendo a Carta Abierta no sólo la invitación personal que he recibido de estar integrando el panel sino fundamentalmente el haber propiciado que nos encontráramos en este espacio y el haber situado el foco de esta primera actividad en Santa Fe en el debate en relación a la salud como una construcción política, histórica, cultural; porque creo que este es un debate tremendamente urgente y muy postergado y en función de esto es que pensaba cómo introducir una modesta provocación al pensamiento, al debate, a la práctica y bueno, uno no puede salirse de los 2 o 3 núcleos delirantes que … así que seguramente solo voy a poder conseguir transmitir las preocupaciones que aquellos con quienes compartimos cotidianamente el trabajo me han escuchado repetir reiteradamente. Venía pensando que en lo que tengo de vida he tenido pocas ocasiones de vivenciar políticas nacionales en salud, en realidad en salud pública, referidas de alguna manera al bien colectivo. Y la medida política más significativa, la de mayor impacto que he visto en mi vida tomada desde un gobierno nacional, para mí es sin ninguna duda  la Asignación Universal. No tengo dudas de esto. Creo que es difícil que alguien que pueda tener algún momento de reflexión sobre salud pública pueda tener una duda respecto de esto.
Esto creería yo. Pero les cuento: yo tengo una actividad docente de post-grado relativamente variada en los escenarios. Soy docente y docente invitada en diversos post grados en salud pública y en todos ellos he tenido ocasión de compartir este pensamiento, e incluso de producir una pregunta a los alumnos, generalmente post-graduados de campo de la salud o graduandos, en relación a cuál había sido la política en salud a nivel nacional más importante que habían visto en todas sus vidas. Y me he encontrado con la sorpresa de que en muchos de estos ámbitos se sucede el famoso y célebre mediáticamente Cri Cri o refiere a la Ley de Salud Reproductiva. Que me resulta curioso, porque ha sido interesante pero no produjo - por lo menos en el ámbito de nuestra provincia - que dejaran de vencerse las miles de píldoras para la anticoncepción de emergencia que empezamos a tener en el ámbito de la salud porque nadie las usara. O sea, politicas en lo discursivo de la formulación legal interesantes, pero que no pudieron tener ningún impacto real y la verdad que debo decir que no recuperé espontáneamente esto que me resultaba como obvio. Entonces, discúlpenme si profundizo en la obviedad y fundamento por qué me pareció la única política que en mi casi medio siglo de existencia he visto que tuviera a nivel nacional un impacto significativo.
En realidad antes de conocer datos a nivel nacional el impacto de esta medida en el territorio provincial fue bastante objetivable, recorriendo los servicios de salud donde los trabajadores, en muchos caso, no sin cierto malestar, planteaban el aluvión, en esos términos que no pueden dejar de producirme cierta asociación con un momento muy interesante de nuestra historia, el aluvión de niños que estaban llegando a los centros de salud y la dificultad organizativa y en la práctica que esto significaba. En algún momento especialmente, se habló de un 25% de aumento de la matrícula escolar y esto también al interior de la provincia está produciendo un conflicto no menor en tanto están llegando niños que no tienen siquiera previsto un espacio físico. Y bueno, todos conocemos la enorme urgencia de responder a esto creando escuelas secundarias y buscando, reconvirtiendo espacios para poder alojar niños que espontáneamente están llegando a las escuelas.
El tema es que estos niños y jóvenes que están llegando a instituciones estatales, teóricamente destinadas al cuidado, están llegando con problemáticas que revolucionan la práctica cotidiana. Digo revolucionan en una expresión del pleno optimismo de la voluntad, van a tener que revolucionar por que de otro modo el impacto va a perderse, digo porque estamos recibiendo en las instituciones del estado las problemáticas más duras, más complejas, aquellas que estaban debajo de la alfombra y por eso digo que esta es la medida de salud pública de mayor impacto; pero porque está generando, está encontrando a los agentes del estado, a los trabajadores del estado con la necesidad de reorganizarse, criticarse, reaprender, producir otras herramientas y está obligando al estado a vérselas con este conflicto. Y después de décadas de ver al estado desarrollar políticas para esconder la vulnerabilidad, para ocultar la marginalidad, para mirar para otro lado, para esconder la cabeza debajo de la tierra en una excelente destreza de avestruz, que esto esté produciendo el ruido, el malestar, la movilización que produce, y sí, me recuerda a esos años del aluvión. Esta tal vez pueda parecer una ilusión, no me interesa discutir demasiado cuanto de concretos son sus fundamentos, sino el empezar a ver el impacto que tiene en la posibilidad de cambiar y transformar porque evidentemente esta única medida ha producido algo que algunos compañeros rosarinos, muy jóvenes, suelen decir acerca de la práctica en Atención primaria de la Salud. Estoy hablando de Fernando Brignoni y Matías Vidal, que suelen decir que nuestra práctica tiene que ver con hacer visible lo invisible. Bueno, no conozco otra medida, otra política que haya hecho visible lo invisible con la magnitud que lo ha hecho esta. Creo que no es la única medida que está produciendo este impacto. Las políticas no son aisladas ni se reducen ni operan sobre un único factor,  porque son producidas socialmente. Y a la vez que se produce esta ley, con la legitimidad que ha logrado y los conflictos que está suscitando, se producen otras que también apuntan en el mismo sentido, y que no puedo dejar de reconocer como de un amplio impacto en la salud pública.
Ayer desarrollaba este argumento con un sparring intelectual cotidiano que tengo que es mi madre, que con sus 86 años le interesa mucho discutir, no le interesa otra cosa en la vida que discutir política, y entonces yo desarrollaba este argumento y ella decía “No, No, pero es de mucho mayor impacto- claro le agarró la cosa corporativa-.la reestatización de las AFJP y la política provisional, eso tiene más impacto en la salud pública, porque los viejos y los abuelos…” Sí, sí, claro, esto no había entrado. Pero en realidad hay una cuestión en relación a esta medida, al planteo y a la discusión respecto de la soberanía sobre las reservas, sobre el banco central, sobre el financiamiento, que están remitiendo a un concepto que creo, creí en algún momento absolutamente pulverizado y destinado a una muerte eterna. Evidentemente nada llega a ese lugar y la historia se trata de permanentes primaveras y resurrecciones: es la noción de Estado. Y creo que esto de alguna manera está apareciendo con una enorme potencia, la posibilidad de pensar el bien colectivo y de pensar que el bien colectivo, la salud entre otros bienes es colectiva y no puede estar siendo usufructuada individualmente. Y puedo agendar en este momento esta sorpresiva y entusiasmante producción que ha sido para nuestra sociedad la ley del matrimonio igualitario. Discúlpenme la autorreferencia, pero en realidad una de las pocas cosas que me molestó del debate en el senado era tanta cosa autorreferencial. Pero después pensaba ¿cómo no referir a nuestras singularidades cuando estamos discutiendo el bien colectivo? Y voy a esto autorreferencial porque digo: si puedo dar un ejemplo de una ley que no puedo decir que pudiera garantizar un derecho que yo consumiera individualmente es esta. Porque no soy homosexual pero fundamentalmente jamás me casaría, yo nunca necesité ni creo que voy a necesitar el matrimonio. Entonces me parecía algo absolutamente ajeno a mis necesidades singulares, a mis posibilidades de consumo individual, sin embargo estoy enormemente feliz desde las 4 de la mañana, porque ahí estaba cuando se produce la votación, ahí estaba adelante del televisor, de pertenecer a una sociedad capaz de agendar toda singularidad en un proyecto colectivo, de darle espacio a la diversidad en un proyecto colectivo y también creo que esta es una noción de estado que estamos construyendo y que tiene que ver no sólo con resurrecciones sino también con los aprendizajes, los aprendizajes históricos que capitalizan que no podamos hablar de un estado continente de las necesidades colectivas, respondedor a las singularidades, sin intensos y amplios dispositivos de control de este estado que garantizaría por ejemplo el pleno ejercicio de la ley de medios, que permitiera que la diversidad de voces generaran en la opinión pública la posibilidad de discutir los temas desde diferentes perspectivas y que cada actor con un discurso significativo tuviera un lugar para llegar a todos y propiciar que todos alberguemos y demos la bienvenida al conflicto como un modo de crecer y de fortalecernos. Que pudiéramos pensar esto que nos ha enseñado la biología: la enorme necesidad que tenemos de la diversidad, para vivir necesitamos de la diversidad, entonces contar con la posibilidad de bienvenir las diferencias, de empezar a valorarlas y a connotarlas como parte de la riqueza de nuestra sociedad, que se esté planteando en este momento la enorme riqueza que tenemos en arreglos familiares, en lo que entendemos como familia y lo que esto significa como recurso de salud, tiene un enorme impacto en salud pública y es impensable sin multiplicidad de medios que le den lugar a estos discursos y que podamos desde esa multiplicidad criticar, remoblar, modular las acciones del estado, controlar a los actores que intervienen en lo que el estado produce, controlar incluso a los gobiernos, es un momento por demás interesante. Yo creo que estamos asistiendo y protagonizando y construyendo  un proceso emancipatorio en todos estos niveles de lo cultural, lo económico, de lo político y fundamentalmente del pensamiento y la construcción de subjetividad.
De todas maneras me impacta y celebro esta iniciativa de Carta Abierta de convocar un foro en este momento en relación con la discusión de políticas en salud, porque es curioso que todas estas medidas de gran impacto en la salud pública que he mencionado no rozan al sector salud. El sector salud está postergadísimo en relación a este proceso emancipatorio. Las políticas nacionales en salud están en un franco retroceso a la pérdida y a la hipoteca de esta emancipación. No más analizar las fuentes de financiamiento que son aquellas por las cuales un Ministerio de Salud de la Nación puede generar control y poder y hegemonía sobre las provincias, para reconocer que lo que está dándose como política del sector en este momento, el financiamiento es fundamentalmente externo, profundizando deuda externa y lo que es peor incorporando las premisas que para garantizar el financiamiento, en los métodos de transacción y hasta en las prácticas más micro instala el Banco mundial o su conjunto de expertos, pero todos ellos comprometidos con los mismos intereses y me parece que esto está sucediendo sin que la comunidad que celebra y sostiene y produce todo este proyecto emancipatorio tenga noción de que esto esté sucediendo. Y no sólo la opinión pública no tiene noción de esto sino que tampoco lo tenemos en una gran mayoría los propios trabajadores de salud, que estamos hirviéndonos en la olla como le pasó a la rana sin entender qué está ocurriendo, de que somos en alguna medida, no sé si cómplices porque la complicidad requiere del ejercicio de la voluntad, pero sí rehenes o esclavos inconscientes. Quiero ser precisa y profundizar en esto (todo el mundo sabe que yo dejo de hablar cuando me paran así que, no sé, la organización tiene esa responsabilidad…)
Bien, pero creo que hay valores en cada práctica cotidiana, en cada mínima práctica y gesto singular que llevan adelante los trabajadores del sector.
Y antes de que los movimientos comprometidos con las causas nacionales y populares se den cuenta de lo que está en juego en la práctica en salud, se ha dado cuenta el interés financiero internacional y ha desarrollado mecanismos que en este momento el Ministerio de Salud de la Nación recomienda, introduce, y ahoga a las provincias para que acepten sin que se hayan escuchado voces críticas en relación con esto. Quiero decir, planes como el Nacer, como la propia esencia del Plan Federal que está en curso, los planes para expandir el Nacer a todos los rangos etáreos, profundizan y han sofisticado de los 90 hasta ahora la intervención de modo que el financiamiento está sujeto al control sobre cada fragmento porque tienen una esencia tremendamente controladora y taylorista de la práctica de los trabajadores. Son planes que tienen como objetivo fundamental quebrar la autonomía y quebrar la noción de lo colectivo.
Hay una enorme estrategia muy bien pensada para convertir la salud precisamente en un campo donde el objeto es el consumo individual, romper la idea de lo colectivo.
Hacer esto en Salud Pública requiere de mucha inteligencia porque desde el sentido común - y así lo podemos ver en la cultura de todos los pueblos originarios - la salud es un bien colectivo, convertirla en una noción individual… Y en nuestras raíces el origen de la salud pública, en nuestro propio país, es el origen de la mutualidad, de los inmigrantes ayudándose entre sí y de los trabajadores ayudándose entre sí, romper esa idea de lo colectivo requiere de una enorme intervención que tiene millones y millones de financiamiento internacional. Que obviamente vamos a pagar porque es todo deuda externa. No hay ni una sola voz, suficientemente significativa que pueda llamar la atención sobre esto y me parece que en un momento en el que estamos recuperando soberanía y estamos construyendo Estado, este país que tuvo su primer Ministro de Salud cuando el gobierno fue del pueblo, esta provincia que tuvo un Ministerio de Salud antes que tuviéramos un Ministerio de Salud a nivel nacional, tiene por delante el enorme desafío de esta emancipación del sector salud, de poder recuperar la salud para la comunidad y creo que los trabajadores tenemos mucho que ver con esto en la responsabilidad de revisar cada práctica y cada valor implícito en cada gesto singular.

3 comentarios:

  1. Empecemos por pagar a los médicos comunitarios, en blanco, no como prestación de servicio, en tiempo y en forma-en el interior es cada dos meses o más- antes de pensar políticas más profundas, queridos compañeros....

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  2. hola Debora... te hago una pregunta, si vos consideras que la asignación por hijos es una nueva política nacional en la salud publica.....(eso es lo que entiendo de tu carta), ¿que pasaría con las personas que no tienen esta asignación?. no entrarian en este nuevo sistema de salud..gracias

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