domingo, 23 de mayo de 2010

Marcelo “Nono” Frondizi

Primero quiero agradecer a los compañeros de Carta Abierta por habernos invitado. Yo soy un trabajador del escalafón general del Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. También quiero aclararle a Mario, quien dice que soy un viejo dirigente, que hace mucho que soy joven… que es distinto. Eso no es mío, es de Jauretche.
Me voy a tomar el atrevimiento de leer algo: “Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios como causa de enfermedad son una pobre causa. Ahí está planteado el debate de la salud”. Es de Ramón Carrillo, quien fue el Ministro de Salud del gobierno popular del General Perón, el gobierno que más justicia social y distribución de la riqueza logró en este país. Por eso los trabajadores, en su mayoría, tienen una identidad política, porque es parte de su historia. Me parece que ese es el debate, un debate importante.
Pero imagínense la situación a nivel nacional. En general yo coincido en la debilidad política o en la no-decisión política de avanzar decididamente del gobierno nacional en el área de la salud. Pero ahí hay intereses, intereses muy profundos. ¿Por qué? Porque este gobierno nacional, compañeros, es un gobierno en disputa. Quiere decir que la resolución de la contradicción y los avances que muchísimos de nosotros reconocemos solo se puede resolver si hay organización popular y participación. Y también depende de que nosotros en el caso del que estamos hablando tengamos una agenda política pública que nos permita instalar este debate de la salud pública como lo hemos hecho con los compañeros de XXX y como lo hemos hecho con los docentes instalando la carpa de la salud y la educación al gobierno de este fascista de Macri.
Entonces el problema de la salud es un problema de poder y el problema del poder se resuelve con un importante grado de acumulación de fuerzas y de construcción política. ¿Por qué? Porque las decisiones para empujar hacia adelante las mejores políticas sólo pueden ser posibles si hay una organización popular que las sustente. Y digo esto porque la derecha en la Argentina, y también algunos compañeros con los cuales tenemos un montón de coincidencias, están en una avanzada cerril para destituir las mejores políticas de este gobierno. Lo digo porque yo voy a la vida concreta, a lo que vemos todos los días como trabajadores: cómo juega la derecha. Imagínense lo que pueden llegar a decir el grupo monopólico, los grandes medios, todos los especialistas esos chotos que aparecen ahí explicándonos a nosotros el problema de la gripe A, el de la gripe porcina… Ahí hay intereses. Y bien decía alguien por ahí, también hay sindicalistas que están a favor de los intereses de la no-transformación de la problemática de la salud. Porque cobran, cobran… Al pan, pan y al vino, vino.
Yo voy a retomar algo que dijo Hugo, esto de la guerra de trincheras. Yo no creo en la mirada sólo estrategista de los manuales: “esto va para allá, vos te tomás el subte acá, hacés mil km. y llegamos al socialismo”. No, querido. Yo lo veo de otra manera. Creo que la construcción de una política liberadora tiene que ver, en el área de la salud y quizás en otras, en la educación – no me quiero hacer el maestro porque no lo soy - con las cosas que planteaba el compañero Hugo. Yo voy a dar tres ejemplos de los más recientes en capital. Uno es el triunfo espectacular de la comunidad y de los trabajadores para impedir que se cierre el Lagleyze. Eso es construcción de poder concreto y enfrentamiento concreto a las políticas neoliberales de salud del Sr. Jorge Lemus y demás. El otro triunfo, que tiene características distintas, es el de los compañeros y las compañeras del Ameghino. Instalaron el debate sobre la progresividad de la Ley 448, que pone en duda y en crisis las políticas manicomiales de encierro. Esto no quiere decir cerrar el Borda, el Moyano, el Tobar García ni mi trabajo, que son los talleres protegidos. Es la guerra de trincheras permanente. Talleres protegidos: nosotros como trabajadores hicimos una ley, la 955 que fue aprobada por la legislatura - no por esta, por la anterior - que permite potenciar esa institución ambulatoria, un programa de salud que tiene que ver con la recuperación de la autonomía de los pacientes en función de su inserción en la sociedad. Aún con el gobierno de Macri estamos instalando un nuevo taller. Presentamos cinco o seis proyectos de ley, porque los trabajadores también sabemos escribir leyes a veces, no necesitamos a los señores diputados, y las escribimos bastante bien. Dos de ellos que ya han salido, y hay otro que a los gorilas les va a doler mucho porque ese taller en su sede central fue parte de la Fundación Eva Perón. Lo vamos a llamar Taller Protegido de Salud Mental “Eva Perón”…
Por eso digo esto de la guerra de trincheras, de la batalla, que no está todo perdido… Porque a mí los catastrofistas no me gustan, la verdad que no me gustan. Por ahí me equivoco, no pretendo tener la razón… Planteo el tema de la formación – no de la capacitación: ¿Hay que capacitarse porque somos discapacitados?... No, hay que formarse. Uno puede decir: puedo a enseñarte a volar, pero no seguirte el vuelo, como Zitarrosa. Hay que trabajar con los compañeros de manera que reelaboren su propia práctica y a partir de esa experiencia puedan sacar posiciones e ideas acerca de cómo mejorar los servicios de salud de los compañeros. Porque no hay ninguna transformación de los servicios de salud si no se implican las organizaciones sindicales, los trabajadores, las organizaciones sociales… No hay transformación sin organización. Ya lo decía Cooke: gobernar es movilizar. Y si nosotros queremos transformar la salud y decir con claridad, como recién Yabkowski, que en el área de salud no hay nuevas políticas y que tenemos que ponerlas en debate, entonces la participación de los trabajadores y de la comunidad y de las organizaciones es central. ¿Es posible? Claro que sí. Es posible si recuperamos la memoria y la necesidad de comprometerse. ¿Por qué? Porque de todos lados se labura para fraccionar a los trabajadores. Fíjense si existiera un solo sindicato de trabajadores de la salud donde estemos todos. Eso reforzaría la idea de la actitud del trabajo interdisciplinario. Y en esto hay que abrir los ojos y las orejas porque hay muchos que creen que somos unos idiotas. Entonces plantean el trabajo interdisciplinario… y sigue el discurso médico hegemónico. Y hay otros que son más progres pero que son pillos y también hacen lo mismo. Y los compañeros del escalafón general siempre estamos en el fondo del mar a la hora de las opiniones acerca de los pacientes que nosotros bancamos horas de horas. Hay que sincerar, porque si no, en la práctica de todos los días nosotros estamos jodidos…
Dicho esto me parece que todos nosotros estamos de acuerdo en plantear el tema de que el Estado debe ser el garante principal de la salud popular. Y alguien hablaba acá –creo que era Hugo también- sobre el tema del Estado, en el que se expresa la lucha de clases… Se expresan ahí las correlaciones de fuerzas del campo popular y de la reacción. Hacer una reforma del Estado supone también otro debate que tiene que ver con la salud, pero también con la participación. Porque no hay democratización sólo con un decreto… Acá en la ciudad de Buenos Aires se firmó la ley 448 y todavía estamos bregando para que se empiece a aplicar…Y pasaron todos por ahí. Repito: sólo se garantiza transformación cuando hay participación.
Sigamos. Política de medicamentos: si hubo producción pública de medicamentos, fue en la época peronista. Hay que recuperar lo que queda, porque desde el 55 nos vienen pegando, creo que lo dijo Escudero, excepto la época gloriosa, y después nos mataron de nuevo… Esta decisión de matar la salud pública no empieza ahora, empezó hace muchos años. Creo que hay condiciones para transformar y para también darnos cuenta de que pasa algo en la Argentina por lo cual estamos discutiendo ésto y otros compañeros discuten otra cosa… hay condiciones para que pase… y cuando hay condiciones materiales es cuando se genera la posibilidad del cambio. Es importante empujar porque hay condiciones para debatir: la sociedad se está dando cuenta... El otro día 10000 personas a través del facebook se fueron a juntar para decir “fuera los gorilas”, y hoy también, no es un dato menor. Así como no es un dato menor el surgimiento de Carta Abierta, como no lo es, aunque sea un poco más viejito, el hecho histórico de la creación de la Central de los Trabajadores Argentinos. No es nada menor, es bien importante.
Entonces finalmente, compañeros, el debate es necesario, hay que avanzar y también hay que participar en la pelea, porque si no nos involucramos en la pelea, nos ganan los malos. Es la verdad. Hay que instalar la idea de este debate. Bajar a trabajar con la gente. Lucha de trincheras. No le aflojemos ni un chiquito así, decía el San Martín del siglo XX… Y meter el debate en la cabeza no solo de nosotros –hay que sacarse la corporación de encima- y empezar a hablar con los pacientes, y con las vecinas y los vecinos, para poder organizarnos… Si no, nos van a matar y no va a haber transformación en salud. Y además alguien dijo por ahí y dio ejemplos, también tenemos que empujar y gestar para que haya una vinculación con la patria grande que está naciendo. Hoy estamos en mejores condiciones que en los años 70. Ninguno de los compañeros que tenemos canas de las unas y de las otras imaginó alguna vez que se iba a dar una segunda oportunidad en la que se ponía en debate, no sólo en Argentina sino en América Latina, un cambio profundo. Aprovechémoslo entonces. Gracias compañeros.

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