sábado, 20 de octubre de 2012

José Carlos Escudero




Buenas noches. Realmente es para mí un honor estar aquí. Le voy a pedir a Mario Woronowski que me cronometre al minuto 14 y me avise. Voy a hablar brevemente.
Comentario sobre Constituciones y salud: la constitución del 53 no hablaba de la salud, lo cual fue una gran ventaja, porque cuando Carrillo hizo las maravillas que hizo a partir de 1946 no se lo esmeriló desde el derecho constitucional. De paso -ironía asociada-  Sarmiento y los sarmientinos a fines del siglo XIX tuvieron la cancha absolutamente abierta para lo que hicieron, porque no había  ninguna mención constitucional que permitiera esterilizar lo que estaban planteando.

La Constitución de1994, absolutamente neoliberal. Acuérdense del pacto de Olivos, entre Alfonsín padre y Menem Una cosa que se está reflexionado ahora a través de lo que pasa en el sector energético, sobre limitaciones al poder del gobierno federal, es que el objetivo neoliberal consiste en destruir o debilitar el Estado-nación, así que  la estrategia que ellos tienen en todas las áreas es que todos los recursos, el poder, la legislación, se transfieran del Estado-nación a las provincias, de las provincias a los municipios y, si tienen suerte, de los municipios a las ONG, de tal manera que se debilite el Estado-nación y uno negocia y coimea con actores pequeños en una situación absolutamente balcanizada. Si hablamos de ONG, muchas de las cuales están habitadas por  “almas bellas”, es significativo cómo las que operan en los países latinoamericanos defienden en abstracto los derechos humanos centrales con mucho más énfasis en Venezuela que en Colombia, con mucho más énfasis -si pueden- en Cuba que en México y con más énfasis en la Argentina que en Chile. Porque estas ONG de “almas bellas” que defienden esta pureza de defender derechos suelen estar financiadas por gente que insiste mucho sobre las presuntas violaciones a los derechos humanos en los países que están haciendo un proceso de liberación, tema que no es para tratar ahora pero que tenemos que tener en cuenta.


Sale la reforma de 1994, pacto de Olivos. Con Barcesat estábamos en la bancada del Frepaso y con otros partidos aliados levantábamos el dedo para incluir el derecho a la salud, junto con otros derechos, en un acuerdo que estaba absolutamente aherrojado para excluir a los derechos sociales. De modo que levantábamos el dedo, planteábamos nuestra alternativa defensora de estos derechos y perdíamos todas las votaciones. Yo solía recordar a Les Luthiers: “¡Perdimos, perdimos, perdimos otra vez!”. En todos lados nos derrotaron , y la constitución salió como salió, con la salud solamente mencionada como instancia de consumo, porque se dan cuenta, no se enuncia  un derecho, sino el consumo de consumidores, de clientes, que es  otro objetivo neoliberal. Así que eso quedó  -yo que no soy constitucionalista lo pienso- como algo que ha sido una vergüenza , comparada con la constitución brasileña que teníamos cerca, inclusive comparada luego con las constituciones que se dieron la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la Provincia de Buenos Aires, donde el derecho a la salud aparece mencionado. Y como ejemplo político a tener en cuenta y a seguir ahora, la constitución venezolana bolivariana, donde los temas de salud se discutieron en foros, en toda Venezuela, y los contenidos de esos foros locales  alimentaron  un planteo de la salud como derecho humano y como elemento de liberación en la Constitución que terminó aprobándose. Yo me muevo un poco por la Argentina y noto muy esperanzadamente que varias organizaciones del campo nacional y popular se están planteando para esta futura reforma constitucional hacer foros de salud en muchos ámbitos , para crear una especie de despertar político de la salud como hecho político-social reconocido en el instrumento legal máximo .
Aparece en 1994  el proyecto de reforma la constitución  y yo, que soy médico sanitarista y sociólogo, tengo que agradecer que el descubrimiento de sobres con coimas , filmados por cámaras de vigilancia en la sede central del Banco Hipotecario de la CABA , impactaron en el electorado de la capital para que  Frepaso terminara teniendo el doble de constitucionalistas en la CABA que los que se pensaba. Aparentemente esto pasó en la última semana preelectoral, y yo que estaba número once de la lista -”estoy de adorno, pensaba, mejor planifico mi año académico como siempre”- resulta que entré. Cosa que yo no creí nunca, y tampoco el que me seguía, el número doce, que también entró. Así que entramos en la Constituyente.

Cada uno va a la Constituyente con sus sesgos profesionales. Yo, como sociólogo, era profundamente escéptico en cuanto a que  los cambios normativos en textos pero sin poder atrás sirvieran para algo. Uno como sociólogo está acostumbrado a ver que existe una correlación de fuerzas, de realidades, en la sociedad,  se mueven actores distintos para conseguir poder ,y ante esto ,agregar conceptos normativos suele ser una pérdida de tiempo. Yo iba con ese prejuicio a la Constituyente y me di cuenta allí, que los textos normativos aunque sean declamativos y a veces hipócritas -la hipocresía es el tributo que el vicio paga a la virtud- sirven, porque ayudan a crear o a profundizar una contradicción que se puede trabajar políticamente. Así que mi escepticismo como sociólogo se fue diluyendo en cuanto yo veía ahí la política, la real politik de hechos concretos, funcionando para trabajar, aunque sea en textos normativos, una contradicción que en el fondo tenía que cambiar una correlación de fuerzas. Y además, como soy médico sanitarista, la constitución que yo hubiera redactado incluiría  algo como lo siguiente: “Se declara que en la Argentina los niños tienen que cumplir las normativas de crecimiento somático que fija la Organización Mundial de la Salud, y que en función de ese derecho constitucional se actúe activamente para que todos los niños argentinos  lleguen a cumplir esa normativa”. Les estoy contando algo caricaturesco, pero si yo tuviera que redactar una constitución trataría de garantizar cierta cantidad de gramos de hemoglobina por 100 ml. de sangre como derecho constitucional, o el crecimiento y desarrollo, o en general la maximización -a través de políticas alimentarias, de medicina preventiva, de contención- del potencial genético del homo sapiens; es decir  plantear como política de Estado el deber de maximizar la carga genética -que no se maximiza ahora por razones de poder económico y de acceso a los recursos básicos- para que eso fuera un texto constitucional. Claro, yo hablaba esto con constitucionalistas y en el mejor de los casos me trataban con paciente tolerancia, o si no pensaban que yo estaba loco como una cabra, lo cual es posible, pero todo esto tiene que ver con mi sesgo de persona que viene de las ciencias duras , y que trata en lo posible que estos conocimientos  de ciencias duras se incluyeran en textos constitucionales. En definitiva, no pude imponer nada de estos deseos fantasiosos y entendí que no podíamos esperar nada, ni siquiera que en la Constitución se asegurase a  la salud como derecho más allá del concepto de consumo. Me acuerdo que la votación que perdimos por menos votos, pero que podríamos haber ganado quizás – yo nunca supe lo que pasó, había una interna de radicales- era la que postulaba asegurar el derecho a la alimentación como derecho constitucional, lo que no está mal en un país como Argentina que produce varias veces más calorías alimentarias que las que necesita su población y a la vez tiene una alta tasa de prevalencia de desnutrición.. Estaría bien que un país como Argentina declare como derecho constitucional el acceso a las calorías, proteínas, aminoácidos y ácidos  grasos elementales para toda la población  Fantasía que no ha sido cumplida.

Así que, siguiendo con esto, tenemos que plantear para el futuro -postulo en este momento- que, ya que viene la reforma, creemos foros en todos los ámbitos posibles para discutir qué elementos de salud tienen que entrar en la futura Constituyente, y cuando hablo de constituyente, estoy hablando de los códigos civil y penal que están ahora en  revisión. Foros para mover un poco el ambiente intelectual, donde salud está rezagada. La salud es el elemento más rezagado -quizás yo hablo con el sesgo de sanitarista- de todas las políticas sociales del gobierno actual. Y si se hubiera hecho en salud la maravilla que se hizo en educación, con una financiación estatal por rentas generales, no a partir de convenios con organismos financiadores multinacionales. Con una financiación de rentas generales de un sistema estatal gratuito de salud, siguiendo el modelo Carrillo, haciendo convenios bilaterales de Nación con Provincias para aumentar la oferta estatal, podríamos estar adelantados en un campo donde ahora lamentablemente tenemos un rezago que -lamento señalar- tiende a aumentar, por las últimas cosas que estoy leyendo en internet y por lo que me cuentan.

Así que tenemos una doble oportunidad: discutir textos de salud en toda la Argentina, en todos los ámbitos posibles ,para obtener la salud que deseamos, y también librar la batalla cultural para eliminar el rezago que tiene salud en el actual gobierno nacional y popular.

¿Qué otras cosas se pueden plantear en la Constitución? En el fondo habría que plantear que es inconcebible para toda racionalidad que el acceso a la salud esté limitado fundamentalmente  por razones económicas. Esta injusticia debería erradicarse, pero lo que se puede plantear como deseo general, tiene que ser deconstruido a través de medidas mucho más concretas. Me permito hacer una reflexión. En este momento, la salud está racionada. La demanda potencial de salud de cualquier población es infinita. Se la raciona reduciendo esa demanda potencial infinita a una demanda manejable. Lamentablemente, la demanda manejable de salud suele hacer el “corte” a través del acceso económico. Así que si planteamos que la salud es potencialmente infinita como necesidad a ser satisfecha, debemos plantear que el criterio para racionarla tiene que ser otro que la posibilidad de comprar salud en el Mercado. Habría que ver cuál es el racionamiento no mercantil para se limite la atención de salud a lo que cualquier economía puede manejar. Este tema lo largo a la mesa. Es para discutir en  algún ambiente, no en este. Pero vuelvo a plantear que tenemos una buenísima oportunidad para discutir salud en todos los ámbitos posibles, con el doble propósito de tener legislaciones mejores para el futuro y librar una batalla cultural,  porque yo siento que los que estamos trabajando salud al interior del gobierno nacional y popular, buscando una oferta gratuita y universal estatal , de fácil acceso, financiada por las Rentas Generales y otorgada por las actuales estructuras estatales de oferta estamos perdiendo posiciones  día a día. Nada más.

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